Nuestro día a día en la escuela está pensado para favorecer la acción del niño. Nuestros espacios, los objetos que en ellos se encuentran, nuestra forma de acompañar… facilitan que el niño sea el protagonista del proceso de enseñanza aprendizaje. Ajustarnos a sus necesidades es la mejor manera de acompañarle en este viaje, dándole la confianza y la seguridad para que pueda hacerlo con todo su ser.
“Todo ser vivo se hace a sí mismo en particular el ser humano, nuestro trabajo es cuidar el entorno para que se adapte a las necesidades auténticas de los niñ@s y niñas. « H. Maturana
En estos espacios preparados, los materiales están distribuidos en diferentes áreas. Los niños son libres de escoger aquello con lo que quieren trabajar, pueden trabajar solos o en grupo, a su ritmo, repitiendo tantas veces como deseen aquello que están aprendiendo. La observación, la repetición, el deseo de aprender… son los motores del aprendizaje.















ABRIENDO EL CORAZÓN
Acogiendo la necesidad de cuidar y ser cuidado, abrazando la totalidad del niño, incluyendo en este abrazo a su familia y a la familia que formamos el equipo de trabajo. Creando un lugar donde la presencia muchas veces no necesita palabras porque la comunicación va directa de corazón a corazón
ACOMPAÑAR
SENTIR
FAMILIA
EXPLORAR, INVESTIGAR
COMUNICAR, EXPRESAR, CREAR
EN CONTACTO CON LA NATURALEZA
LIBERTAD DE MOVIMIENTO